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Manuel Belgrano, el economista

En este artículo quiero explorar el pensamiento económico de Manuel Belgrano1, para ello apuntaremos específicamente a temas de la disciplina dejando de lado la versión edulcorada de la historia oficial o la polémica que surge del revisionismo hispanista.

Manuel Belgrano ingresó al Real Colegio de San Carlos2 en Buenos Aires y luego viajó a estudiar a la Universidad de Salamanca y finalmente a la Universidad de Valladolid, donde se graduó de abogado en 1793. En Salamanca cursó materias relacionadas con las leyes civiles y canónicas, y allí también entró en contacto con el pensamiento ilustrado y las ideas económicas reformistas que influenciaron a varios sectores del mundo académico español de fines del siglo XVIII.

Salamanca aún era un foco intelectual clave en donde convivían el iusnaturalismo3, la Escuela Económica de Salamanca o también llamada escolástica tardía, y las corrientes del reformismo borbónico, entre ellas la fisiocracia y el liberalismo económico.

En esa época no existía la carrera ni la profesión tal como la concebimos en la actualidad, pero en el contexto de fines del siglo XVIII y principios del XIX si se lo puede considerar un economista.

Belgrano fue uno de los primeros pensadores económicos rioplatenses y aplicó sus conocimientos en cuanto fue funcionario del Imperio Español en el cargo de Secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires desde 1794 hasta 1810, es decir durante 16 años, en comparación con su actividad de militar «patriota» de menos de 10 años, aunque luego de 1810 siguió escribiendo sobre economía en el Correo de Comercio4.

El Real Consulado de Comercio era una institución económica y judicial creada por el imperio español para fomentar y regular la actividad comercial en los virreinatos y dependía del Ministerio de Indias. Tenía dos funciones principales: judicial, ya que resolvía conflictos comerciales; y económica en cuanto proponía medidas para el desarrollo productivo y comercial de la región.

Belgrano en ese cargo tenía un papel técnico, asesor y propositivo, y su influencia en el virreinato era muy grande. Sus principales tareas fueron:

  • Redactar las Memorias del Consulado que eran informes anuales con diagnósticos económicos y propuestas de mejora.
  • Impulsar la infraestructura, como caminos, canales y puertos.
  • Proponer reformas comerciales, como la eliminación de trabas burocráticas y el impulso al comercio interior.
  • Fomentar la agricultura, ganadería, industria y educación técnica.
  • Defender el libre comercio dentro del imperio español o con las potencias aliadas al mismo.
  • Promover la creación de escuelas de agricultura, comercio y dibujo técnico.

Las Memorias del Consulado5 y sus artículos en el Correo de Comercio6 conforman la fuente primaria para entender el pensamiento económico de Belgrano.

Influido por ideas fisiócratas7, para Belgrano, la agricultura era la fuente primordial de riquezas tal como lo afirmaba en su memoria de 1796:

sin agricultura no hay materia prima para industria, ni comercio

es la verdadera fuente de riqueza

Toda prosperidad que no esté fundada en la agricultura es precaria… sin ella no hay materias primas para las artes

En esta misma memoria promovió cultivos técnicos como el lino y el cáñamo con varias recomendaciones prácticas. Además propuso la creación de escuelas técnicas (agricultura, hilaza, comercio, dibujo, náutica) para formar hombres industriosos y dotar al país de capacidades productivas. Reiteró esta última propuesta en las memorias de 1800, 1802 y 1806, ya que según él sin enseñanza no hay adelantos.

Consideraba de gran importancia la profesionalización y especialización de los trabajadores. En su Memoria de 1800, propuso una Escuela de Comercio y en 1802, establecimientos de fábricas de curtiembre para aprender oficios.

Sobre el aspecto de comercio es donde vamos a encontrar mayor polémica, ya que según diferentes autores o era un liberal a ultranza o por el contrario tenía un proyecto industrialista y proteccionista. Según podemos ver ambos bandos tienen algo de razón.

Belgrano defendía el libre comercio, siempre desde una óptica que lo reconecte con la producción local, incluso denunció el monopolio con Cádiz y propuso el libre comercio, permitiendo comprar donde fuera más barato. En 1809, pocos años luego de que Buenos Aires fuera reconquistada luego de las invasiones inglesas, propuso el comercio libre con los británicos.

Pero a la vez Belgrano tenía un proyecto industrial y proponía cierto proteccionismo. Sostenía la complementariedad entre agricultura e industria e impulsaba la importación de materias primas para su transformación, evitando así la exportación de productos sin valor agregado ya que la concebía como una fuente de desigualdad económica.

En un artículo en septiembre de 1810 en el Correo de Comercio, advierte sobre el riesgo de importar productos manufacturados que se podían producir en el país:

La importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación

Recomendaba impulsar fábricas textiles, de cuero y herramientas, y evitar depender del extranjero para lo que podía hacerse localmente.

Belgrano consideraba ideal una intervención estatal moderada y promotora, orientada a educación, infraestructura y fomento de obras públicas. Para él era importante mantener una marina mercante y seguro marítimo, facilitando exportaciones e importaciones.

Por otra lado tenía conceptos muy avanzados sobre mercados y formación de precios, anticipando nociones de mecanismos automáticos de equilibrio de precios en mercados competitivos e hizo hincapié en la importancia de la confianza en el dinero, así como los riesgos del endeudamiento público excesivo.

En su etapa de funcionario del imperio español es donde vemos la mayor profundidad conceptual de Belgrano como economista, visiones avanzadas para su época e incluso explorando conceptos más complejos.

Es interesante rescatar el perfil de economista de Belgrano, el cual siempre está eclipsado por su lado militar, el cual no fue precisamente el más brillante.

  1. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano (1770-1820), fue un abogado, economista, periodista, político, diplomático y militar argentino de destacada actuación en las actuales Bolivia, Argentina y Paraguay durante las dos primeras décadas del siglo XIX.​ ↩︎
  2. Este colegio fue fundado en 1772 y posteriormente allí se fundó y actualmente funciona el Colegio Nacional ↩︎
  3. También conocido como derecho natural, es una corriente filosófica y jurídica que sostiene la existencia de principios morales y de justicia universales y anteriores al derecho positivo. Estos principios, que se derivan de la naturaleza humana o de Dios, son considerados como fundamento de la validez del derecho positivo. ↩︎
  4. Este semanario fue fundado por Belgrano en 1810 para difundir ideas económicas y educativas. En sus primeros artículos, insistió en la formación primaria (gratuita, con buenos maestros) como base del progreso social y económico ↩︎
  5. Se conocen al menos 7 de estas memorias, pero se calcula que podrían haber sido 16 en total ↩︎
  6. Pensamiento Económico de Manuel Belgrano, Selección de artículos del Correo de Comercio 1810-1811, Manuel Belgrano Ediciones, 2020, https://www.economia.gob.ar/sello-manuel-belgrano/Pensamiento-Economico-Manuel-Belgrano.pdf ↩︎
  7. La fisiocracia es una escuela de pensamiento económico, que surgió en Francia en el siglo XVIII y sostenía que la riqueza de las naciones se generaba principalmente a través de la agricultura, considerándola la única fuente de valor. Los fisiócratas propugnaban la libertad económica y la no intervención del Estado en la economía, defendiendo la propiedad privada y un impuesto único a la tierra. ↩︎
Publicado enArgentina

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