Diego de Covarrubias y Leyva (1512-1577) fue un destacado jurista, teólogo y eclesiástico español, considerado una de las figuras más influyentes de la Escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro. Su vasta obra abarcó el derecho canónico, la teología moral y la economía, dejando un legado intelectual que perduró en el tiempo.
Primeros años y formación académica
Nacido en Toledo el 25 de julio de 1512, Diego de Covarrubias provenía de una familia ilustre. Su padre fue Alonso de Covarrubias, un renombrado arquitecto que trabajó en la Catedral de Toledo, y su hermano, Antonio de Covarrubias, también fue un destacado jurista y consejero de Castilla.
Inició sus estudios en la Universidad de Salamanca en 1527, donde se especializó en derecho canónico y teología. Tuvo como maestros a algunas de las mentes más brillantes de la época, como Martín de Azpilcueta (conocido como el Doctor Navarrus), Francisco de Vitoria y Domingo de Soto. En 1538, obtuvo el bachillerato en cánones y un año después se doctoró, accediendo a una cátedra en 1540 que ocupó durante ocho años.
Carrera eclesiástica y servicio público
La carrera de Covarrubias estuvo marcada por un continuo ascenso en la jerarquía eclesiástica y en la administración pública. Entre 1548 y 1559, se desempeñó como oidor en la Real Chancillería de Granada. Su reputación como jurista y reformador le valió el encargo del rey Felipe II de visitar y reformar los estatutos de la Universidad de Salamanca en 1560.
Su servicio a la Iglesia Católica fue igualmente notable. Fue nombrado arzobispo de Santo Domingo en 1556, aunque no se ordenó hasta 1560, cuando fue designado obispo de Ciudad Rodrigo. Posteriormente, ocupó el obispado de Segovia en 1564. Su participación en el Concilio de Trento fue activa y relevante, especialmente en las discusiones sobre la organización y disciplina eclesiástica.
En 1572, alcanzó uno de los cargos más altos del reino al ser nombrado presidente del Consejo de Castilla. Finalmente, en 1577, fue designado obispo de Cuenca, aunque falleció en Madrid el 27 de septiembre de ese mismo año, pocas semanas después de su nombramiento. Sus restos descansan en un sarcófago de mármol en la Catedral de Segovia.
Principales ideas y contribuciones
Como miembro destacado de la Escuela de Salamanca, Diego de Covarrubias realizó importantes contribuciones al pensamiento jurídico, teológico y económico de su tiempo.
- Teoría del valor: Junto a otros escolásticos como Luis de Molina, desarrolló una teoría subjetiva del valor, argumentando que el precio de un bien no dependía de su coste de producción, sino de la estimación común de los hombres («communis aestimatio hominum«), determinada por su utilidad y escasez. Sostenía que el «precio justo» se establecía por el libre acuerdo entre comprador y vendedor en el mercado.
- Derecho y esclavitud: Intervino activamente en los debates sobre la licitud de la esclavitud de los indígenas americanos, adoptando una postura antiesclavista. Defendió la dignidad y los derechos de los pueblos indígenas, en línea con el pensamiento de otros miembros de la Escuela de Salamanca.
- Obras principales: Su vasta producción intelectual se encuentra recopilada en su Opera Omnia. Entre sus trabajos más influyentes se encuentran Variarum resolutionum ex jure pontificio, regio et caesareo libri IV, así como tratados sobre testamentos, esponsales, matrimonio y otros temas jurídicos y canónicos.
El Greco, uno de los más grandes pintores del Renacimiento español, inmortalizó a Diego de Covarrubias en al menos dos retratos, uno de los cuales se basa en un retrato previo de Alonso Sánchez Coello, y otro que lo incluye en el famoso cuadro «El entierro del conde de Orgaz».
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